¿Te comprarías esas zapatillas?

Laia Spyer Llobet

Instituto Las Rozas. Las Rozas. Madrid

Primer Premio: 13ª Olimpiada Filosófica de Madrid. Marzo 2023

Fran y Dani se encuentran en la calle, Dani viene de comprarse unas zapatillas nuevas:

Fran. – Son guapas tus zapatillas. ¿Cómo las has conseguido?

Dani. – juntando el regalo de mis padres y el de mis abuelos, me las han regalado por mi cumpleaños.

Fran. – Pero he oído que esa marca no es buena.

Dani. – ¡Qué dices! Si hacen las mejores zapatillas, las que más aguantan y menos se estropean.

Fran. – Sí, sí, eso es cierto, no me refería a eso. Me refería a que he leído que la compañía gana mucho dinero al venderlas porque las hacen en Asia explotando a sus trabajadores, pagándoles una miseria. Muchas veces contratando incluso niños que tienen las manos más pequeñas y manipulan mejor los materiales.

Dani. – Algo he oído, pero la compañía decía que no sabía nada de eso, que ellos contrataban a una empresa en Asia que era la encargada de contratar a la gente. Que no era cosa de ellos.

Fran. – Sí, pero ¿no se preguntaron nunca cómo podían pagar tan poco y ganar tanto si no era explotando a los trabajadores? Me da que no han cambiado mucho; eso fue hace un año.

Dani. – No he oído que hayan hecho nada nuevo, no. ¿Qué hubieras hecho tú en mi lugar? ¿no las hubieras comprado?

RESOLUCIÓN

      Otras opciones podrían ser escribir a la empresa para presionarles a cambiar las condiciones de trabajo de sus empleados después de comprar las zapatillas o donar las zapatillas a una ONG que ayudara a niños y trabajadores.

           Argumentos a favor de comprar las zapatillas podrían ser que al hacerlo conseguiría unas zapatillas que me gustan y aguantarán mucho, apoyaría una compañía que hace buenos zapatos y podría ahorrar el dinero al comprar los zapatos por menos dinero. Argumentos en contra de hacerlo podrían ser que al comprarlas apoyaría a una compañía que hace trabajar a niños en condiciones indignas y conseguiría que esto siguiera ocurriendo. Otra razón podría ser que así conseguiría que otras compañías que ofrecen mejores condiciones de trabajo a sus empleados perdieran clientes al quedar eclipsadas por otras como esta o que al hacerlo fomentaría su compra entre personas de mi entorno y así aumentaría el número de compras de la empresa y, como consecuencia, el número de trabajadores explotados.

Juan Molina Trillo (IES Isabel la Católica)

     Al resolver este dilema moral pongo en juegos varios valores. Al comprar las zapatillas pongo mi beneficio personal sobre la igualdad, ya que los trabajadores están en condiciones que no son comparables con las que proporcionan otras empresas que venden zapatos algo más caros; la justicia, ya que no considero la dignidad de los explotados (consciente o inconscientemente); y el respeto de los derechos humanos. Al elegir la otra opción hago lo contrario: doy más importancia la igualdad y la justicia que mi beneficio personal.

         Si me encontrara en la situación de Dani no habría comprado las zapatillas. Aunque comprarlas es la opción más fácil y la que más beneficio personal me proporciona (ya que tendré unas zapatillas mejores que me gustan más), creo que la opción correcta es siempre aquella que beneficie al mayor número de personas y, en este caso, es esa es la de no comprarlas.

          Comprándolas ayudaría a perpetuar una situación injusta que nunca podría terminar si más personas siguieran haciendo estas compras. Por lo contrario, estas personas conseguirían que la empresa creciera y hubiera cada vez más trabajadores explotados viviendo vidas inhumanas que muy probablemente no disfrutarían. El beneficio económico y personal que tienen las personas occidentales al comprar a estas empresas por precios menores existe, pero es despreciable si tenemos en cuenta lo mucho que perjudica a los trabajadores, que no tienen un sueldo equivalente al trabajo que realizan; y a otros emprendedores que fabrican de una forma mucho más justa y respetable y pierden miles de posibles compradores por estas empresas. Como compradora tendría en cuenta el precio que requiere fabricar unos buenos zapatos y nunca compraría a una empresa que cobra un precio menor a base de cobrar menos a sus empleados, personas que deberían tener una situación de vida digna en la que pudieran ser felices y sus trabajos fueran cobrados y respetados como es debido.

         Como persona que busca que se respeten dignamente los derechos básicos de todas las personas haría todo lo que estuviera en mi mano para evitar la explotación. No podría obviar que estas personas sufren a mi costa tanto viéndolo de una manera egoísta (llevaría siempre en la conciencia el peso de que por el mero hecho de que yo tenga unos buenos zapatos por menos dinero sufran tantas personas (entre ellos niños) y se beneficien económicamente empresarios multimillonarios que aceptan estas condiciones de trabajo inhumanas por su mero beneficio personal, ya que, aunque fuera verdad que en un principio no lo supieran, lo siguen aceptando después de descubrirlo); como si lo viera desde un punto de vista utilitarista, ya que la disminución de ventas de estas marcas beneficiaría a todos sus trabajadores.

          Muchas personas compran a empresas que mantienen a sus trabajadores en estas situaciones precarias aun sabiendo que lo hacen: deciden no tenerlo en cuenta. Vemos estas actitudes en muchas personas adolescentes que compran ropa en tiendas como Shein. Esta es una forma egoísta de actuar: aun sabiendo que la acción que realizan es solo es beneficiosa para ellos y que con ella causan infelicidad y precariedad a un mucho mayor número de personas, continúan comprando. Yo creo que la inhumana situación que viven estos trabajadores explotados invalida cualquier argumento de beneficio personal. Se puede comprar ropa empresas que respetan a sus trabajadores por un precio y una calidad muy poco distintos. Tendríamos que, como sociedad, no fomentar la compra en estas tiendas haciendo uso de ellas y así dejar de normalizar las condiciones de trabajo pésimas. Al no hacerlo estamos logrando que los empresarios que mantienen estas situaciones se enriquezcan y cada vez haya más pobreza entre sus trabajadores. Dejando de consumir estos productos conseguiríamos que estas empresas cayeran y sus trabajadores pudieran dejar de vivir en condiciones que van en contra de los derechos humanos y conseguir un reparto más justo de la riqueza. Así existiría un mayor comercio local y, al dar a los trabajadores antes explotados un sueldo aceptable, tendrían una mucha mejor situación.

       Así además lograríamos una mejor situación mundial, ya que, al poder proporcionar una educación y una vida cómoda a los trabajadores, permitiríamos que se desarrollaran completamente y sus capacidades podrían beneficiar a cualquier sector de trabajo. Al ser más felices las personas tendrían mejores ideas y funcionarían mejor dedicándose a lo mismo u otra cosa. Por lo tanto, lograríamos que a la larga se crearan mejores zapatos. En una sociedad en la que nadie tiene que luchar por sobrevivir el pensamiento creativo es mucho mayor.

        Dicho lo anterior, concluyo: si me encontrara en la situación de Dani no dudaría en no comprar los zapatos. Así lograría que poco a poco dejará de estar normalizado el maltrato y el sueldo bajo a los trabajadores y no apoyaría a empresas que lo fomentan, consiguiendo un mundo mucho más justo con un reparto de la riqueza mucho más igualitario.

Para citar esta entrada

Spyer, Laya (2023) ¿Te comprarías estas zapatillas? 07/01/2024. En Niaiá.. 3, https://niaia.es/te-comprarias-esas-zapatillas/

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