¿Qué hacer con el piso?

Verónica Hermida Dermont

Colegio Quercus. Boadilla del Monte

Un dilema: ¿qué hago con el piso?

La salud de Millán se ha deteriorado mucho el último año y su médico le ha recomendado que se traslade permanentemente a una residencia para personas mayores que necesitan cuidados médicos. Afortunadamente, tiene una buena pensión que le permite pagar una de esas residencias.

Ahora que ya no necesitará su piso, ha pensado en donárselo a su hija que vive de alquiler; le vendrá bien ahorrarse ese dinero. Días antes de hacer la donación, se entera de que van a desahuciar a su vecina Elena por no poder pagar el alquiler después de la última subida. La conoce desde hace muchos años, aunque su relación no ha pasado de ser buenos vecinos. Tiene aproximadamente su misma edad, pero sin familia ni apenas ahorros. No sabe qué será de ella si tiene que abandonar el piso.

La voluntad de Millán está dividida entre el afecto por su hija y su sentido del

cuidado y la justicia.

OPCIONES:

Millán puede optar por distintas alternativas frente al dilema que se le presenta. Puede:

  • Dejarle el piso a su hija, sin hacer nada por su vecina.
  • Permitir que su vecina, Elena, viva en su piso.
  • Dejar el piso a su hija y ayudar a Elena a trasladarse a otro lugar o pagar su piso.

ARGUMENTOS:

Hay varias razones por las que Millán podría guiarse para escoger una opción.

Si le deja el piso a su hija:

  • Ayudará a la joven a centrarse en sus estudios y empleo sin preocuparse por pagar el alquiler.
  • Estará cuidando de un miembro querido de su familia.

Si decide además no hacer nada por Elena, estará ahorrando dinero que le permitirá cuidar de su propia salud.

Mientras, si ayuda a Elena económicamente, y le da el piso a su hija:

  • Será un buen vecino y abuelo.
  • Logrará contentar a las dos.

Finalmente, si deja que Elena se quede el piso:

  • Ayudará a una persona en una situación similar a la suya, con menos recursos.
  • Ganará una nueva amiga.

ANÁLISIS:

Se ponen en juego varios valores, con distinta importancia, que Millán debe tener en cuenta antes de decidir. Si opta por dar prioridad a las necesidades de su hija, se guía por el amor y la lealtad a su familia. Sin embargo, si considera más importante ayudar a Elena, lo conduce la empatía por una persona en cuya situación él podría encontrarse en otras circunstancias. Sin embargo, en este caso ambas personas se encuentran en una situación de necesidad, por lo que aunque Millán pueda empatizar más con Elena, le importa y preocupa más la seguridad de su hija con quien le une el afecto y la lealtad, y es a esto a lo que considero que se debería dar más prioridad. Aun así, considero que el valor que más debería ser tenido en cuenta es la justicia, ya que está presente en todos los casos. Es justo que Millán use su propia pensión en sí mismo, pero no es justo que la situación de Elena sea la que es. Es justo que Millán escoja velar por su familia, pero no que Elena no tenga familia que vele por ella.

Verónica Hermida Dermont. Leyendo su Dilema en la ceremonia final

SOLUCIÓN:

Desde mi punto de vista, es importante que Millán cuide de sí mismo y de su familia. Sin embargo, en su situación es difícil mirar para otro lado e ignorar a una persona de su edad que está sufriendo, más cuando eres capaz de ayudarle. Por eso considero que las principales opciones de Milán se reducen a dejarle el piso a Elena o dejarle el piso a su hija y ayudar a su vecina de otra manera. No está claro cuál de las dos alternativas es la mejor ni cuál será más beneficiosa, pero daré la solución que según el siguiente razonamiento me parezca la más adecuada.

Primero me gustaría profundizar en por qué no me parece correcta la primera opción,    – desentenderse del problema de Elena – aunque tomando este camino Millán asegura su bienestar propio y el de su familia cercana, está ignorando el hecho de que la anciana no tiene a nadie que la cuide y carece de los recursos para hacerlo, sin contar que, en este caso, su problema es mucho más inmediato que el de su hija. Si no ayuda a esta mujer es muy probable que ocurra una tragedia de la que después, nuestro protagonista se sienta responsable. Esta culpabilidad amargaría y teñiría de negro la vida de Millán, que se arrepentiría de su decisión.

Tomando esto en cuenta, es obvio que Millán debe intentar hacer algo por su vecina, pero todavía no sabemos bien el qué. En caso de darle el piso, solucionaría el problema de la mujer al completo, asegurándose de que tiene un techo donde vivir y sabiendo que sus ahorros y/o reducida pensión la permitirán vivir sin sobresaltos, pero en este caso está abandonando a su hija a su suerte, dejando que se las arregle por su cuenta. Aunque puede que sea una lección que ella deba aprender, Millán pensará en el bienestar de su familia no desde la objetividad, sino desde el amor que le profesa. Su hija puede trabajar por su cuenta como no puede la anciana, pero la relación que tiene Millán con esta no es comparable al amor de un padre por su niña. Es por esto que aunque esta opción sea la más objetivamente correcta, no es la que yo escogería ni la que creo que Millán debería tomar, porque todos somos humanos y nos preocupamos primero de aquello que nos es más cercano y aunque muchas veces la razón nos diga lo contrario es a lo que siempre daremos prioridad.

Por todo lo ya mencionado creo que Millán debería de optar por la tercera opción, ayudar a su hija dejándole el piso, y cuidando de otra manera de su vecina Elena. De esta manera ayudará a su hija dándole un empujón – o más bien un apoyo – para construir su vida y encontrar un empleo estable y/o formar una familia, cuidando así de ella al ser quien más le importa. Así mismo, Millán deberá de ayudar a Elena a pagar su piso si es capaz o trasladarse a una residencia o piso más pequeño y asequible. Esto tiene su parte negativa, ya que Millán dependerá de los ahorros que le habrían permitido vivir tranquilamente en una residencia donde cuiden de él y no puede sacrificar eso por otra persona. Por eso la ayuda a Elena debe ser limitada, encontrando un punto medio que permita que los dos sean felices y sanos. Aunque a largo plazo esta opción es inviable, contamos también con la reciprocidad de los cuidados. Al cabo de unos años cuando los ahorros y pensión de Millán no puedan sostener a ambos, su hija a quien ha dejado el piso habrá con suerte logrado obtener los ingresos necesarios para poder cuidar de su padre y su amiga, devolviéndole así el favor que este le prestó en su día y cerrando un bonito círculo de cuidados en el que todos tengan su final feliz.

En conclusión, mi opinión es que Millán debería ayudar a las dos mujeres, dando prioridad a su hija, debido al lazo que los une, pero ayudando a su vecina que sufre una situación peligrosa de manera inminente. Todo ello sin olvidar que debe cuidar de su propia salud. Aunque parezca complicado que lo logre, teniendo en cuenta que su salud no es un peligro extremo – pero sí importante – y que a quien ayuda, ayuda se le dará cuando la precise, confío en que podrá superar las dificultades que se presenten. Sabiendo que su hija estará dispuesta a cuidar de su padre como este ha cuidado de ella y no permitirá que sacrifique su bienestar por el suyo, si llega el momento en el que no sea capaz de pagar su residencia y ayudar a su vecina.

Para citar esta entrada

Verónica Hermida Dermont. Colegio Quercus. Boadilla del Monte. Consultar en Niaia 06/03/2025. Dilema ganador de la XV Olimpiada Filosófica de Madrid el pasado 5 de abril 2024.

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