Dilemas morales, una introducción

Luis Iraola Moreno

Resumen: Este trabajo presenta un acercamiento inicial a los dilemas morales, diferenciándolos de otras situaciones de elección y de otros problemas morales. Se proponen criterios para su resolución y se ilustra su aplicación con un ejemplo.
Palabras clave: dilemas morales, debilidad de la voluntad.

Un dilema moral es una situación en la que nosotros, en tanto que agentes morales, tenemos que tomar una decisión y nos surgen dudas sobre cuál es la opción moralmente correcta. Para aclarar qué es un dilema moral, puede ser útil comenzar por considerar situaciones que no son dilemas morales:

  • No todas las situaciones en las que tenemos que elegir son dilemas morales. De hecho, en la mayoría de las situaciones cotidianas de elección, la moralidad no está involucrada en absoluto. Piensa en elegir la próxima canción o película que vas a disfrutar. O piensa en elegir tu futura profesión o tu futura casa. Lo más probable es que estas elecciones no involucren tu moralidad sino otros factores tales como preferencias personales, habilidades, perspectivas económicas, etc.
  • No todas las situaciones de elección que sí involucran la moralidad son dilemas morales. Considera esta situación: encuentro una cartera en una calle solitaria mientras camino solo, nadie me ha visto recogerla. Cuando la abro, dentro hay cien euros, el DNI y el número de teléfono de su dueño. Tengo al menos tres opciones frente a mí:
    • Puedo contactar con el dueño y devolverle su cartera intacta.
    • Puedo contactar con el dueño, pero quedarme su dinero: mentirle y decir que la billetera estaba vacía cuando la encontré.
    • Puedo no contactar en absoluto y quedarme con todo.

Mis valores morales están claramente involucrados en esta situación: el dinero es del dueño de la cartera y yo soy un ladrón si me lo quedo. Pero cien euros es mucho dinero y me vendrían muy bien. Por un lado, mi moral me dice que debo devolver la cartera. Por el otro, mi egoísmo me induce a quedarme con ella.

1. Debilidad de la voluntad

En situaciones como la devolución de una cartera, ponemos a prueba la fuerza de nuestras convicciones morales: ¿Debemos actuar de acuerdo con nuestras convicciones morales o debemos abandonarlas en favor de otras consideraciones (típicamente inmorales)? Estamos tentados a renunciar a nuestros valores morales porque el curso de acción alternativo nos reporta beneficios. En situaciones como esta, la decisión puede ser difícil y podemos dudar entre hacer lo que creemos que es moralmente correcto y lo que es inmoral pero nos beneficia.

Situaciones como esta no son dilemas morales porque no tenemos dudas morales sobre lo que debemos hacer. No tenemos dudas sobre cuál es la decisión moralmente correcta. Nuestra dificultad es tener la fuerza de voluntad moral necesaria para elegir la alternativa moralmente correcta. Las preferencias egoístas, los miedos, las presiones personales o sociales se encuentran entre los motivos más comunes para no elegir la alternativa moral.

Pero en un dilema moral tenemos dudas morales sobre cuál es la elección correcta. Estamos comprometidos con hacer lo correcto, pero todas las alternativas tienen implicaciones morales y, al menos en un primer análisis, no sabemos cuál es la mejor alternativa moral.

2. Problemas morales

Los dilemas morales nos provocan dudas morales: no estamos seguros de qué es lo correcto. Pero no toda situación moralmente dudosa es un dilema moral. Para calificar una situación como dilema moral, la situación debe requerir de una solución concreta: estamos obligados a elegir un curso de acción definido. La situación es lo suficientemente detallada como para requerir de nosotros una solución, en muchos casos requiere elegir entre pocas alternativas, típicamente sólo entre dos.

Pero muchas situaciones no están tan claramente definidas, aunque incluyan valores morales en conflicto. Considera los siguientes dos ejemplos:

(1) María tiene que contratar a un nuevo trabajador para su empresa. Dos candidatos están igualmente bien cualificados para el puesto; sus méritos son muy similares. Pero uno de ellos pertenece a una minoría históricamente discriminada y el otro no. ¿Debe María darle el trabajo al primero porque pertenece a una minoría? ¿O debería inspeccionar más a fondo sus CVs y ​​encontrar un mérito objetivo (aunque sea de poca importancia) para desempatar?

(2) La igualdad y la justicia son dos importantes valores morales. Consideramos que reducir o eliminar las desigualdades es muy valioso. También consideramos que todos deben ser tratados con justicia, con equidad, sin prejuicios ni favoritismos. En la mayoría de los casos, la lucha contra la desigualdad y en favor del trato justo van unidos. Pero hay situaciones en las que podemos considerar que discriminar a favor de unas personas en detrimento de otras es necesario para alcanzar la igualdad. Este es el tema general de las políticas de acción afirmativa. ¿Es moralmente correcto el sesgo a favor de personas pertenecientes (ellas o sus antepasados) a colectivos históricamente discriminados?

Tanto (1) como (2) plantean dudas morales: hay valores morales en conflicto. Pero (1) es una situación concreta y María tiene que decidirse: tiene que contratar a una persona, no a las dos, y tiene que elegir entre esas dos personas. Si nos piden elegir en su lugar, tendremos que proponer una solución a su dilema moral.

Por otro lado, (2) es una pregunta muy amplia, con muchas ramificaciones y diferentes situaciones que involucran a diferentes grupos de personas con antecedentes históricos distintos. No podemos dar una solución concreta a este problema moral. Podemos proporcionar consejos y consideraciones generales, pero no una respuesta concreta porque no se nos ha hecho una pregunta concreta.

No existe una frontera clara entre dilemas morales y problemas morales. En lugar de pensar en términos de una oposición binaria, es más fructífero imaginar dilemas y problemas morales como un espectro continuo:

Dilemas detallados (cerrados) ← Dilemas imprecisos (abiertos) → Problemas morales

En el extremo izquierdo tenemos dilemas muy detallados, con un conjunto cerrado y bien definido de soluciones alternativas. En el extremo derecho tenemos problemas morales generales. Y entre ambos tenemos dilemas no tan detallados pero que requieren respuestas concretas, que pueden ser distintas a las propuestas inicialmente: podemos pensar en soluciones novedosas o en soluciones que intentan encontrar un compromiso entre las alternativas iniciales.

A medida que agregamos detalles y restricciones a un problema moral, creamos un dilema moral más claramente definido. Inversamente, cuando eliminamos detalles de un dilema, lo transformamos en un problema moral.

3. Definición y tipos de dilemas morales

Hablando ya con mayor precisión, un dilema moral es una situación en la que nos enfrentamos a una elección entre al menos dos alternativas, ninguna de las cuales es moralmente satisfactoria para nosotros. Encontramos razones a favor pero también en contra de cada una de ellas. Todas las alternativas tienen a su favor algunas de nuestras ideas morales sobre lo que es bueno y correcto, pero también encontramos objeciones morales en cada opción. Tenemos dudas morales sobre cuál es la mejor elección.

Podemos analizar un dilema de varias maneras:

Dilema entre dos alternativas ambas buenas, instancias de valores morales positivos o con buenas consecuencias, pero solo podemos elegir una de ellas. ¿Cuál elegir? ¿Cuál es el mejor? Por ejemplo, un amigo y un desconocido me piden ayuda, pero por cuestiones de tiempo, dinero o por cualquier otra razón solo puedo ayudar a uno de los dos. ¿A quién ayudar? ¿Debería ayudar a mi amigo? ¿Debería ser imparcial y ayudar a quien más lo necesite? Y en caso de no poder comparar las necesidades de mi amigo y del desconocido. ¿Sería correcto hacer un sorteo?

Dilema entre hacer algo malo a corto plazo, pero que muy probablemente tenga buenas consecuencias en el futuro. O alternativamente, hacer algo bueno ahora pero que probablemente tenga malas consecuencias futuras. ¿El mal inicial supera al bien posterior? ¿El bien inicial supera al mal futuro? Por ejemplo, necesito un coche para transportar rápidamente a un herido al hospital, pero el único coche disponible es el de mi vecino, quien no está en casa. ¿Está permitido en esta situación llevarme el coche sin permiso? Si todavía no tengo carnet de conducir pero sé conducir, ¿puedo coger el coche y llevar al herido al hospital? ¿O es mejor esperar a que llegue la ayuda, aunque pueda llegar demasiado tarde?

Dilema entre dos males, ¿cuál es el mal menor? Por ejemplo, el uso de un arma de destrucción masiva para asegurar el fin de una guerra. ¿Está permitido usarla en este caso? El presidente de los Estados Unidos, Harry Truman, se enfrentó al dilema moral de usar la bomba atómica y poner fin a la Segunda Guerra Mundial, o no usarla y prolongar la guerra hasta que el enemigo fuera derrotado por medios convencionales.

Dado que los valores morales tienen sus correspondientes opuestos (igualdad frente a desigualdad, justicia frente a injusticia, etc.), la mayoría de los dilemas morales pueden presentarse como conflictos entre dos bienes o entre dos males. Dependiendo del caso, puede ser mejor presentarlo de una forma o de la otra.

Aunque es posible que nunca nos encontremos ante un dilema moral real, es un ejercicio ético interesante analizar dilemas morales hipotéticos. Al analizar un dilema moral es importante aceptar las condiciones descritas en la situación. Debido a que los dilemas morales piden elegir entre alternativas, ninguna de las cuales encontramos totalmente aceptable, es natural tratar de escapar del dilema:

a) Cuando tenemos que elegir entre dos buenas opciones, tratamos de escapar proponiendo poder elegir ambas.

b) O al tener que elegir entre dos males, tratamos de escapar proponiendo no tener que elegir ninguno de los dos.

A estas soluciones las podemos llamar falsas soluciones a un dilema moral. Son falsas porque escapan del dilema cambiando la situación inicial de manera esencial y así esta deja de ser un dilema. Podemos alterar un dilema de varias formas, tales como por ejemplo:

  • Tras la alteración, una de las alternativas es ahora la elección moral obvia, no hay dudas morales.
  • O se pueden elegir todas las alternativas simultáneamente, no hay que elegir.
  • O dejamos de estar involucrados, tal vez otra persona elegirá en nuestro lugar.

Sin falsear la situación, cuando se analiza un dilema moral sí se puede:

  • Pedir más información sobre los detalles de la situación, si estos no están del todo claros.
  • Discutir los motivos, creencias y valores de las personas involucradas.
  • Anticipar las consecuencias (probables o seguras) de cada alternativa.

Además de hacer todo esto, una parte clave del análisis de un dilema moral es identificar los valores morales en juego. ¿Por qué es moralmente bueno elegir cada alternativa? O si todas las alternativas son malas, ¿dónde radica el mal en cada una? Yendo más allá de los hechos de la situación, tenemos que identificar los valores morales presentes en el dilema.

4. Ejemplo

Pongamos en práctica esas recomendaciones analizando un dilema moral. Se inspira en un dilema clásico, el dilema de Heinz [Kohlberg 1958] pero modificando algunos aspectos clave.

Susan sufre diabetes. Necesita inyecciones diarias de insulina para controlar su nivel de azúcar en sangre. Sin insulina, rápidamente desarrollaría un coma diabético, una condición potencialmente mortal.

Susan y Heinz van de excursión a un área remota. Susan lleva inyecciones de insulina, pero cuando llegan a su hotel tras una excursión por la montaña, descubre que sus ampollas de insulina se rompieron accidentalmente durante la excursión y comienza a sentirse enferma.

Heinz baja a recepción y pregunta por una farmacia, pero es tarde, de madrugada, y la única farmacia en el pequeño pueblo está cerrada. El farmacéutico tenía que entregar unos medicamentos a un paciente en una granja lejana y no volverá hasta la mañana siguiente.

La farmacia abierta más cercana está lejos. Pero Susan puede estar muerta si tiene que esperar varias horas hasta recibir la inyección de insulina.

Heinz explica la situación en la comisaría, pero el único policía de guardia esa noche no cree que la situación sea tan urgente y le pide que espere el regreso del farmacéutico. Heinz piensa en entrar por la fuerza en la farmacia y llevarse la insulina. Pero el policía podría arrestarlo o algo peor, porque si se resiste al arresto o se da a la fuga, el agente podría dispararle. ¿Qué debe hacer Heinz?

Para poder analizar este dilema, primero debemos estar suficientemente informados de los detalles de la situación. ¿Hay algún detalle que desearíamos saber además de la información proporcionada? Podemos pedir más información, pero no cambiar la situación de manera que se elimine el dilema. Por ejemplo, no podemos agregar un segundo farmacéutico en el pueblo que podría abrir la farmacia o añadir una segunda farmacia más cercana. Los elementos clave son:

  1. Susan puede morir pronto a menos que reciba una inyección de insulina.
  2. Solo se puede obtener a tiempo la insulina entrando por la fuerza en una farmacia cerrada.

Podemos enmarcar esta situación como un dilema entre dos resultados moralmente malos:

  1. Una persona muere cuando podría salvarse.
  2. Una persona infringe la ley y puede ser arrestada o algo peor.

También podríamos presentar la situación como un dilema entre resultados moralmente buenos (pero incompatibles):

  1. Salvar la vida de una persona.
  2. Respetar la ley.

Los valores morales en juego son claros: por un lado, el valor de la vida humana, y por otro el valor del respeto a la ley. Heinz tiene que elegir entre ellos, no hay otras alternativas disponibles y el tiempo corre.

5. Resolver un dilema moral

Después de analizar un dilema, podemos intentar proponer una solución. Desde el punto de vista de la solución, los dilemas se pueden clasificar en:

  • Dilemas cerrados: la solución al dilema debe ser una de las alternativas planteadas inicialmente en la situación. No se nos permite cambiar ningún detalle de las alternativas propuestas y tenemos que elegir una de ellas.
  • Dilemas abiertos: se nos permite proponer una solución diferente a las planteadas inicialmente. Dependiendo de los detalles concretos del dilema, esta nueva solución puede ser una solución intermedia o de compromiso entre las opciones propuestas inicialmente. O tal vez encontremos una solución completamente nueva que no estaba prevista inicialmente. En cualquier caso, cualquier solución debe respetar los ingredientes clave del dilema, no debe ser una solución falsa.

¿Qué debe tener una solución a un dilema moral? La solución debe proponer una acción concreta. En los dilemas cerrados, tenemos que elegir una de las alternativas disponibles tal y como se presentan en el dilema. En dilemas abiertos, se nos permite proponer una nueva alternativa siempre que no sea una solución falsa.

La elección debe ser razonada. Debemos proporcionar razones para nuestra elección. ¿Qué razones podemos proporcionar?

  • Podemos ponderar la importancia relativa de los valores morales en juego: tal vez encontremos que uno de los valores es más importante que el resto.
  • Podemos ponderar las probabilidades de cada resultado. En muchos dilemas morales, existe un cierto grado de incertidumbre sobre el resultado de nuestra elección. Podemos preferir un resultado menos deseable pero más seguro en lugar de un resultado más deseable pero más incierto.
  • Podemos evaluar las consecuencias de cada alternativa:
    • En condiciones inciertas y salvo que concurran otras razones, debemos evitar consecuencias irreversibles y optar por resultados reversibles.
    • En condiciones donde podamos razonablemente prever las consecuencias, preferimos las consecuencias que valoramos positivamente a aquellas que valoramos como indeseables.
  • Podemos considerar las preferencias de las personas afectadas por las diferentes alternativas. Como regla general, debemos respetar sus preferencias siempre que las conozcamos y no interfieran ni perjudiquen a otras personas.
  • Podemos apoyar nuestra elección en una teoría ética que se haya probado correcta en otros casos, como el deontologismo o el utilitarismo.

Todas o algunas de estas consideraciones pueden alegarse como razones que respalden nuestra elección. Dependiendo de cómo sopesemos los diferentes factores, podemos llegar a soluciones diferentes pero igualmente razonadas.

6. Ejemplo (solución)

Apliquemos esas consideraciones a la solución de nuestro dilema previamente analizado. Se trata de un dilema cerrado, Heinz tiene que elegir entre:

  1. Salvar la vida de Susan violando la ley y arriesgándose a ser arrestado por la policía.
  2. Respetar la ley y arriesgar la vida de Susan, quien puede morir en las siguientes horas.

Para llegar a una solución, podemos revisar cada una de las razones enumeradas anteriormente.

El dilema enfrenta dos valores morales entre sí: el valor de la vida humana y el valor de respetar la ley. Debemos considerar que la ley que se nos pide respetar es la que protege la propiedad privada (una farmacia en nuestro caso). Pero ayudar a una persona en peligro también es una obligación legal. Entonces, la pregunta es ¿qué ley debemos respetar en esta situación? Y es razonable que la protección de la vida humana tenga prioridad sobre la protección de la propiedad privada.

Con respecto a las probabilidades de cada resultado, podemos suponer que ambos resultados son bastante probables. Según lo que saben Susan y Heinz, el coma diabético conduce a la muerte si no se trata con prontitud. Por otro lado, irrumpir en la farmacia infringe automáticamente la ley.

En cuanto a la reversibilidad de las consecuencias, existen marcadas diferencias entre cada resultado: la muerte es irreversible pero los daños materiales pueden ser indemnizados.

Susan claramente prefiere vivir; tomó precauciones para ello, pero sus planes se vieron frustrados accidentalmente. Por otro lado, desconocemos las preferencias del farmacéutico: posiblemente diese permiso para forzar la entrada en su farmacia para salvar la vida de Susan.

Y finalmente, podemos aplicar el utilitarismo y preguntarnos qué alternativa trae más felicidad al mayor número de personas afectadas por la decisión. Es razonable concluir que salvar a Susan es la alternativa ganadora.

Por lo tanto, la alternativa de salvar la vida de Susan triunfa sobre la alternativa de respetar la propiedad privada. Podemos aportar al menos cuatro razones a favor de nuestra elección:

  1. La vida humana es más valiosa que la propiedad privada.
  2. La muerte es irreversible pero la propiedad privada puede restaurarse.
  3. Las preferencias del farmacéutico pueden coincidir con las de Susan.
  4. Hay menos daño (menos infelicidad) en la alternativa (a).

Referencias

Kohlberg, L. (1958). The Development of Modes of Thinking and Choices in Years 10 to 16. Ph. D. Dissertation, University of Chicago.

Para citar esta entrada

Iraola Moreno, Luis (2023) Los dilemas morales, una introducción 11/11/2023. En Niaiá. Revista Digital. n. 3, https://niaia.es/dilemas-morales-una-introduccion/

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