Versos para el tupper. Poesía y educación en valores.

Imagen de María José Coronado

María José Coronado

Madre, poeta y tallerista de Filosofía con Niños y Niñas

La poesía nos puede sintonizar con lo bueno, lo bello y la verdad. Cuando la intuición es una pasajera desconocida dentro de nosotros y el deseo de mejorarnos, como un extranjero de segunda clase, hay un lenguaje orgánico cerca de las esferas, un salvoconducto para traernos de vuelta a casa: los poemas.

Estética y ética son lo mismo, sí, pero la primera es el gran canal de Suez para llevar a los náufragos de la desconexión (faltos de ética), hasta la isla de la conciencia de unidad con los otros y el mundo, sin que el pecio de nuestra vida zozobre en su viaje, tal como le ocurrió al bergantín Isabella, que zarpó de Génova hacia Calcuta, hundiéndose frente a las costas de Benalmádena.

Ahora te propongo retroceder algo más en el tiempo y saltar vacilantes, mientras varias gotas aisladas y dispares salpican nuestros brazos, cuando tratamos de sentarnos en una de las primeras naves fenicias, las jábegas, que llegaron a nuestras playas mediante la técnica del cabotaje (tocando tierra durante todo el trayecto), unas naves procedente de Tiro, ciudad patrimonio de la humanidad por sus milenarios restos arqueológicos. Imagina ser uno de aquellos marineros del Oriente Próximo que buscaban metales en España, es decir, materias primas en territorios habitados por bárbaros, nosotros, mientras se encomendaban al dios de los navegantes, Melkart, y dibujaban un gran ojo abierto, el Igi Gal u ojo sabio y de la intuición, a cada lado de la proa, para ser protegidos de monstruos legendarios durante el trayecto.  

Hoy en día, también nos acechan seres tenebrosos como la falta de compasión y empatía, el desinterés por el diálogo, la falta de colaboración, el desprecio a la humildad, la falta de ganas de aprender, de cuidarnos unos a otros, la falta de pensamiento crítico, de curiosidad…

Entonces, ¿es posible que la poesía pueda ofrecer asilo y sostén, tal como el litoral Mediterráneo de los fenicios, el poema de Gilgamesh o el ojo sagrado de las jábegas? 

Para Freud, los poemas son más que puertos, lugares de amarre o donde fondear en nuestra navegación por las aguas negras de la desconexión con nosotros y con la vida. Según el pensador, la poesía nos puede llevar de vuelta a casa, es decir, hacernos recordar quiénes somos para poder florecer como lo que somos, puesto que llevan en su interior semillas de temas universales y trascendentes para la humanidad.

Además, la poesía tiene otro poder extraordinario. Gracias a su lenguaje metafórico puede construir cualquier discurso, por descabellado que sea. Hannah Arendt dijo que si no es así, si no tenemos un discurso auténtico y propio, estaremos viviendo como muertos para el mundo, porque no tendremos el privilegio de conducirnos gracias a una misión en la vida.

Poema 632

El cerebro es más ancho que el cielo
porque, ponlos juntos
y contendrá el uno al otro
fácilmente, y a ti, además.

El cerebro es más profundo que el mar
porque sostenlos, azul contra azul,
y el uno al otro absorberá
como hacen las esponjas con los baldes.

El cerebro no es más que el peso de Dios
porque, sopésalos, libra por libra

y si se distinguen será
como de la sílaba el sonido.

El poema 632 de Emily Dickinson ahonda en la maravilla del cerebro comparándolo  con el cielo, con el mar y con Dios. Ella, fiel estudiosa de Emerson, crea una apertura a la confianza radical en nosotros mismos gracias a nuestro poderoso órgano pensante. De hecho, cierra  aseverando que Dios y nuestro cerebro son lo mismo.

Al hilo de su reflexión, el astrofísico y filósofo Juan Arnau, experto marino de la mente humana, compartió hace unas semanas una conferencia sobre su obra La meditación soleada, en una torre que rozaba el sol, El Mirador del Carmen de Estepona, mientras hablaba, a un auditorio encandilado, sobre el cerebro y la mente, para afirmar que este no contenía una mente, sino que nuestros cerebros estaban insertados en una mente extendida, de hecho, tan extensa como el inabarcable e infinito universo y que esa mente extendida muchos la llamaban: Dios, el Todo, la Fuente…

Si tenemos los poemas encendiendo la noche con sus antorchas de los valores éticos y formamos parte de una fuente, mente extendida o intuición profunda, como dice Emily Dickinson y Juan Arnau, ¿qué nos falta para trascender la espiral recurrente de guerras, codicia, indiferencia, violencia…? ¿Cómo activar la transformación inspirada en una educación moral de la mano de la poesía?

Todos podemos ser escultores de nuestro propio cerebro, si nos lo proponemos.

En el libro El puente donde habitan las mariposas, Nazaret Castellano incluye la cita de Santiago Ramón y Cajal, para desembarcar en una cuestión, que, para el propio premio Nobel, tenía relación con un don de Dios: la voluntad, pero que para la experta en neurociencia y meditación es, más bien, una cuestión de voluntad y atención

Es decir, necesitamos ejercitar la atención para conectar con nosotros, para poder escuchar la voz de nuestra intuición y de nuestra voluntad. Por lo tanto, ¿podría ser la poesía nuestra aliada, además de la respiración, como propone la neurocientífica, para educar la atención y encender la voluntad? Nuestra respuesta es afirmativa, porque la poesía concentra mucho en un poco. 

La poeta Mary Oliver dijo en uno de sus ensayos que la atención es el principio de la devoción, además, según Walter Benjamín, la atención es la oración natural del alma, escribe Andreu Jaume en la introducción a la antología de la poeta americana titulada Devociones, publicada por Lumen . 

La poesía demanda atención plena, contemplación, devoción, silencio, introspección, meditación. Ella puede vapulearnos con un maremoto de verdades para hacernos tomar tierra en nosotros mismos.

El día de verano

Mary Oliver

 

¿Quién creó al mundo?
¿Quién hizo al cisne y al oso negro?
¿Quién dio forma al saltamontes?
Me refiero a este saltamontes,
el que acaba de saltar en la hierba,
el que ahora come azúcar de mi mano,
el que mueve las fauces de atrás para adelante y no de arriba abajo,
el que mira a su alrededor con enormes ojos complicados.
Ahora levanta una de sus patas y se lava la cara cuidadosamente.
Ahora de pronto abre sus alas y se va flotando.
Yo no sé con certeza lo que es una oración.
Sin embargo sé prestar atención
y sé cómo caer sobre la hierba,
cómo arrodillarme en la hierba,
cómo ser bendita y perezosa,
cómo andar por el campo,
que es lo que llevo haciendo todo el día.
Dime, ¿qué más debería haber hecho?
¿No es verdad que todo al final se muere, y tan pronto?
Dime, ¿qué piensas hacer con tu única, salvaje y preciosa vida?

La poesía nos ayuda a encontrarnos con nosotros mismos y tiene un poder transformador como la música, ha afirmado el poeta y músico de Free Jazz, Mariano Peyrou en su ensayo Tensión y Sentido. Hace lo que la Filosofía Sapiencial de Mónica Cavallé (El Coraje de Ser), pero puede llegar antes al mismo lugar, porque utiliza la inteligencia del cuerpo y del corazón, la dimensión sensorial y la intuición como puentes de razonabilidad. Al hilo del poeta mencionado, la pensadora María Zambrano con su razón poética, nos aportó la necesidad de contar con la poesía, con su emoción e intuición, para que el pensamiento se elevase, se humanizase, llegase a las cuotas más elevadas posibles.

Pero hay más que atención, iluminación, transformación, conexión, temas trascendentales o voluntad, porque según, el ya mencionado, Mariano Peyrou, la poesía contemporánea, con su apertura de sentido, genera múltiples posibilidades interpretativas, por lo cual podría ser un recurso idóneo para una comunidad de diálogo de estudiantes al activar polifonías de subjetividades. Por lo tanto, la poesía contemporánea es pluralista y mucho más respetuosa con el lector porque el tema o los temas universales, que mencionaba Freud, aparecen enterrados bajo su propia naturaleza de ocultación (al igual que el arte abstracto o la música experimental), estimulando la duda, el cuestionamiento y el pensamiento. Se infiere, así pues, que es mucho más saludable en sentido cognitivo y moral, además de más democrática, porque deja claro que está al servicio de la libertad de la comunidad, al no ser ni directiva ni autoritaria.

Al ser esencialmente irresoluble, en tanto en cuanto no tiene un solo sentido, nos libera del error porque todo significado es posible, mostrando, así, un camino a la certeza de la confianza en nosotros mismos y en la confianza plena en la vida.

Este tipo de poesía, al abrirse al caos, a lo irracional, trasciende lo real y se aproxima al mundo de lo sensible, al misterio,  a cuestiones personales y universales. Por esto, es una vía para ejercitar aspectos del pensamiento como la intuición, el instinto, el inconsciente ya que su naturaleza no atiende a las reglas lógicas de razonamientos superficiales.

La poesía propicia el silencio y la lentitud porque nos adentra en un nivel de atención mucho más profundo del que solemos practicar. Un poema puede suponer hasta ocho lecturas y, en muchas situaciones, el sentido parece cerrarse como una flor ante nuestra mirada.

¿Por qué no favorecer la lectura solitaria y compartida de poemas para una educación moral tras la muestra de algunas de sus virtudes?

Poema 15.

María José Coronado Luque

El observador

que se cristaliza

como el pastor

mirando sus ovejas

cuando bajan

desde el escarpado libro 

de la montaña

hasta la retama

del mantel

tampoco es 

transparente

para sí mismo.

Para citar esta entrada

Coronado Luque, María José  Versos para el tupper. Poesía y educación en valores. Consultar en Niaia 21/07/2025. Las imágenes son también de María José Coronado Luque

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