El enfoque general de nuestro trabajo sigue, en sentido general, el enfoque que Dewey-Tufts proponían para la enseñanza de la ética, enfoque clara y brevemente definido en el prólogo a su obra Ethics, en la edición de 1932: no se trata tanto dar lecciones de moral, en el sentido de ofrecer respuestas a los problemas morales, cuanto de proporcionar a las personas los instrumentos cognitivos y afectivos (el saber cómo) y el conocimiento moral disponible sobre los temas abordados (saber qué), para que afronten y resuelvan con más posibilidades de acierto los problemas morales a los que deban hacer frente.
Nuestro trabajo parte de cuatro constataciones:
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1 | Los seres humanos afrontamos muchos problemas
Casi todos pueden tener una dimensión moral y algunos son específicamente morales. Estos:
- Parten del supuesto de que los seres humanos tenemos un margen de libertad cuando actuamos, lo que nos convierte en responsables personales de lo que hacemos.
- Están estrechamente vinculados con el concepto del “deber”: lo que debemos hacer para que nuestro comportamiento pueda ser definido como moralmente bueno.
- Están igualmente vinculados con una búsqueda de la felicidad, entendida como alcanzar una vida plena dotada de sentido.
- Implican responder a preguntas básicas: ¿Qué clase de persona quiero llegar a ser? ¿En qué clase de mundo querría vivir?
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2 | Los problemas morales, en general, son consecuencia de:
- La existencia de un conflicto de valores: hacer algo implica respetar unos valores morales e incumplir otros y no es posible mantener ambos.
- Los conflictos más comunes se dan entre los intereses particulares (de individuos o grupos definidos) y los intereses comunes o generales de la sociedad. Se concretan en la oposición entre egoísmo y altruismo, corporativismo, grupos de presión, etc.
- La conciencia de que en muchos casos no resulta fácil hacer lo que sabemos o lo que creemos que debemos hacer.
- La dificultad de encontrar los medios adecuados para alcanzar los fines buscados, dado que los fines nunca justifican del todo los medios y hay medios que son incompatibles con los fines previstos.
- La presencia de diferentes objetivos, sin que esté claro cuál es la relativa importancia de cada uno de ellos y a cuál se debe dar especial preferencia.
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3 | La adecuada resolución de problemas exige el desarrollo de un conjunto de capacidades cognitivas y afectivas
- Destrezas cognitivas, como el rigor conceptual (definir bien el problema y detectar los valores morales en juego), silogismo hipotético (si hago esto, entonces…), razonamiento analógico (aplicar a un acaso las soluciones que encontramos en caso análogos), relaciones entre fines y medios, imaginación moral (buscar soluciones alternativas). Son fundamentales para resolver cualquier problema, incluidos los morales.
- Destrezas afectivas como empatía (ser capaz de ponerse en la situación del otro), coraje o fuerza del YO (ser capaz de llevar adelante las propias convicciones, en especial cuando se oponen a lo que es dominante en un contexto), compasión (conmoverse ante los males o injusticias que padecen las personas), cordialidad (estar dispuesto a ayudar o echar una mano), culpabilidad y vergüenza (cuando consciente y libremente hacemos lo que no debemos hacer), admiración (referencia a personas o comportamientos ejemplares).
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4 | Una valoración de la sabiduría moral acrisolada por la humanidad en sus 100.000 años de historia
No basta con unos determinados instrumentos o competencias, sino que es necesario estar familiarizado con las respuestas que la humanidad ha ido dando a lo largo de su historia, verificando cuales han arraigado y gozado de aceptación social precisamente porque se mostraban eficaces para la resolución de problemas. A esto se une la necesidad de estar informado sobre los aspectos relevantes de las situaciones en las que surgen los problemas.