La mejora biomédica del comportamiento moral

La mejora del comportamiento ético de las personas ha sido siempre un tema importante en la sociedad en general y en algunos campos específicos como el sistema educativo, o en instituciones penitenciarias o correccionales. El nivel moral importan y cuanto más elevado sea, mejor. Doy por supuesto que hay un cierto acuerdo en los aspectos generales de lo que significa crecer moralmente, pero los acuerdos son menores cuando analizamos el valor moral de una conducta específica. Es, sin embargo, un tema susceptible de potentes indagaciones filosóficas, con sus correspondientes desacuerdos.

En la actualidad, siguiendo un tema que ya aparecía en una película que tuvo una gran resonancia en su momento, La Naranja Mecánica, se han venido planteando modelos de mejora de la conducta en los que, de algún modo, no se tenía en cuenta que el cambio fuera asumido consciente y razonadamente por la persona. Bastaba con que su comportamiento mejorara, lo cual era muy posiblemente beneficioso para la sociedad, pero no tanto para el individuo. La investigación científica en los campos de la bioquímica y la farmacología, entre otros, pero de manera especial en el campo general de la neuroética, no sólo ha hecho posible introducir nuevas prácticas que logran mejoras verificables sino que encuentra claros valedores de su validez moral. Un artículo de Thomas Douglas titulado Moral Enhacement defiende claramente esta posición y Savulesco, uno de los autores de referencia en este tema, junto con Persson, hacen un planteamiento más sencillo, pero no menos contundente: como es un hecho que estamos en una etapa de constante mejora cognitiva de la humanidad, es necesario que al mismo tiempo se preste atención a una mejora moral. En otro artículo importante, estos dos autores, insisten en que es un tema del nuevo campo de las ciencias de la moralidad y en concreto de la neuroética, que, sin duda, obliga a reflexionar sobre al alcance y la fundamentación de dos teorías éticas clásicas, la kantiana y la utilitarista.

 

neuroética

 

Para avanzar en la reflexión sobre tema tan importante, Peter Reiner, profesor y co-fundador del National Core for Neuroethics en la Universidad de British Columbia, ha publicado una interesante información en The Neuroethics Blog, en la que da cuenta de una investigación sobre la actitud del gran público antes la posibilidad de recurrir a procedimientos biomédicos para mejorar el comportamiento moral de las personas. En una investigación bien diseñada en la que ponen el ejemplo de un niño que practica el acoso escolar y al que se le ofrecen dos posibles tratamientos para mejorar su conducta: uno que recurre al uso de fármacos y otro que le hace asistir a unas sesiones apoyadas en videojuegos. Cuando se les pregunta a las personas corrientes cuál de los dos modelos les parece moralmente más aceptable, la mayoría no ve especiales dificultades morales en el tratamiento con videojuegos, aunque sea obligatorio, pero no ven claro que se respeten las normas morales en el uso de medicamentos para lograr esa mejora. Es decir, retomando una tesis clásica de la reflexión moral, no todos los medios son válidos para lograr fines buenos, como señalan en un artículo Focquaert y Shermer.

El punto fuerte de la investigación de Reiner y sus colegas, como subraya en su texto publicado en el blog de neuroética, consiste en destacar que la moral es asunto de enorme importancia en todas las sociedades, por lo que se debe tener en cuenta, al plantear propuestas de intervención para la mejora moral, la necesidad de explorar cómo valora la gente común, la ciudadanía, las propuestas diversas. En este caso, la opinión pública debe estar bien informada y debe participar en los ineludibles debates que las nuevas posibilidades abiertas por la investigación científica ponen a nuestro alcance.

En su artículo, la conclusión es clara: “This study provides empirical evidence that means matter morally. For when it comes to moral enhancement, members of the public generally eschew pharmacological moral bioenhancement yet are open to non-biomedical means to attain moral enhancement. Both the quantitative and the qualitative data confirm that the public disapprove of biomedical interventions for moral enhancement.” Esto es, para el público en general no todo vale cuando se pretende conseguir una mejora de la conducta: las intervenciones biomédicas no son moramente aceptables, entre otras cosas porque no parecen lograr un genuino y sólido crecimiento moral.

En el fondo de esta posición está presente una tesis que es habitualmente defendida por las personas dedicadas a la reflexión ética: ser un agente moral, algo que va implícito en la mejora moral, exige tener en cuenta tanto la dimensión emocional de los sujetos, algo que consigue los medios farmacológicos, como la dimensión cognitiva o racional: los sujetos morales deben saber lo que está bien y además deben saber por qué está bien. Es decir, actuar moralmente exige que podamos dar cuenta y razón de nuestro propio comportamiento. Los medios farmacológicos no parece que logren mejorar esa dimensión cognitiva. Por otra parte, tampoco queda claro que provoquen conductas estables basadas en la decisión libre de las personas, pero la libertad es condición necesaria de la vida moral, tal y como se ha entendido en la tradición filosófica, pero también en la tradición moral de las sociedades.

Si desea citar esta entrada

García Moriyón, F.: La mejora biomédica del comportamiento moral En Niaia, consultado el 20/05/2017 en https://niaia.es/La-mejora-biomedica-del-comportamiento-moral/

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