Am I Right? Or Am I Right? (¿Tengo razón? o ¿tengo razón?
Geschwindt, Simon: Am I Right? Or Am I Right? An introduction to ethical decision making. Victoria BC, Canada: Trafford, 2006
Es un hecho que existen actos de extrema generosidad y actos de extrema maldad. Es necesaria una propuesta de educación moral como la que plantea la formación en dilemas (Dilemma Training) cuyo objetivo es lograr que las personas tengan poder para pensar por sí mismas para tomar las decisiones correctas y exigir a otras personas que justifiquen y expliquen sus propias decisiones.
Parte I
¿Tengo razón o tengo razón?
Lograr una vida buena depende de que seamos capaces de tomar decisiones correctas. La decisión de Sophie y otros experimentos mentales permiten averiguar cómo decidirías probablemente, pero no ofrecen mucha ayuda para las cuestiones morales que están en juego.
Define tus conceptos
Hay una diferencia entre la ética popular (los valores que rigen nuestra vida) y ética profesional (el estudio sistemático de la naturaleza del pensamiento moral), aunque suelen mezclarse.
Sentimientos y pensamientos van unidos y los primeros influyen en los segundos. Tus sentimientos dependen de tu integridad, que consiste en un esfuerzo por basar las decisiones morales en los propios valores fundamentales. Implica cuidado, prudencia, diligencia, reflexión, la creencia de estar en lo cierto, tomar en cuenta los deseos y derechos de los demás. La integridad es un rasgo que la gente aprecia, y también aprecia la dureza en ciertas ocasiones, cuando hacemos lo que hay que hacer sin compasión. Y la integridad exige también sentir empatía por todos, no solo por los de nuestro círculo más próximo. Esto incluiría en los círculos más alejados a los animales y al medio ambiente.
La integridad incluye la integración de un conjunto de virtudes y está vinculada al carácter. La virtud implica una disposición estable a actuar conforme a ciertos valores.. La integridad exige autocontrol y la virtud requiere cierto grado de libertad.
Los valores son juicios personales que determinan nuestra conducta. Normalmente se basan en creencias religiosas, culturales, familiares…, pero los mejores valores son aquellos que hemos pensado cuidadosamente, que son universales y que no dependen de esas influencias. Con frecuencia entran en conflicto. El modelo de formación en dilemas no pretende prescribir decisiones: te capacita para que formules mejor el problema
Hay varios argumentos para ser personas éticas: a) es prudente a medio y largo plazo; el peso de la mala conciencia derivado de obrar mal nos hace infelices; c) actuar con integridad te hace más feliz; d) en todo caso, la realización de buenos actos te proporciona un tipo de placer que puede acercar a la felicidad. También puede ayudarnos a ser íntegros imaginar lo que pensarán de nosotros cuando hayamos muerto. En todo caso no pretendemos enseñar la integridad sino las destrezas que son necesarias para llegar a ser personas íntegras, y esta tarea es posible conciliar los beneficios personales y los de otras personas al mismo tiempo.
Haz a los demás…
Decidir teniendo en cuenta las consecuencias de nuestras acciones para los demás exige empatía e imaginación. La formación en dilemas prepara para afrontar situaciones en las que obedecer un principio moral significa sacrificar otro: por ejemplo, la veracidad y la leltad.
Es muy importante ir ampliando el círculo formado por los demás, desde los más próximos hasta llegar a los más lejanos y al planeta en su totalidad.
Excusas, excusas
No es fácil tomar decisiones correctas. Hay obstáculos que lo ponen difícil y no es suficiente con las leyes. Exige tomar decisiones basadas en nuestros valores centrales y aceptando las propias responsabilidades. Hay cosas que debemos evitar al justificar nuestra acciones porque no valen: apelar a la obediencia debida; pensar que los valores se aplican en unos ámbitos (el trabajo, por ejemplo) pero no en otros (la familia); apelar a una buena causa; mantener que nadie va a sufrir daños; decir que todo el mundo lo hace; decir que no nos hemos beneficiado personalmente; mantener que no hemos hecho nada, que solo dejamos de hacer; decir a quien nos recrimina algo que él también lo hace; apelar al riesgo del efecto en cascada, esto es, decir que se empieza con la eutanasia y se termina con los campos de exterminio; argumentar que otros aprueban lo que hacemos, mucho menos si pertenecen a nuestro grupo más allegado.
La formación en dilemas no tiene todas las respuestas, pero si nos dice cuál es la mejor manera de decidir. Nos ayuda a hacerlo lo mejor posible y genera unas competencias valiosas cuando logramos convertirlo en un hábito; no es un aprendizaje técnico, sino que pretende provocar un cambio en nuestro comportamiento
Partiendo de le experiencia directa, de lo que vivimos, nos enseña que debemos decidir: a) percibiendo cuáles son los hechos relevantes; b) previendo las consecuencias de nuestra decisión; c) priorizar las opciones alternativas. Es una filosofía moral con los pies en el suelo, que hunde sus raíces en la filosofía de la Grecia antigua, en Aristóteles y en algunos filósofos chinos de la antigüedad como el Taoísmo.
Éticas: aplicar las teorías
Hacemos juicios morales todos los días basados en valores morales presentes en la sociedad multicultural. Algunos de esos valores están en conflicto. Debemos recurrir a la filosofía moral para resolver esos conflictos, siguiendo los tres enfoques dominantes: a) el consecuencialismo; b) las éticas deontológicas; c) las éticas de las virtudes. Las éticas del deber tienen como uno de sus representantes más cualificados a Kan: el valor moral de una acción depende del cumplimiento del deber independientemente de las consecuencias. Una acción moral solo es correcta si puede ser aplicada universalmente en las mismas circunstancias. Es el imperativo categórico de la universalización de los principios. La ética cristiana de los diez mandamientos es un ejemplo de moral basada en deberes. El principio moral básico de la tradición judeo-cristiana es el de la santidad de la vida humana: los seres humanos están en lo más alto de la jerarquía de los seres vivos, pues son imagen de Dios. La regla de oro del cristianismo es no hagas a los demás lo que no quieras que te hagan a ti. Muchas éticas se han inspirado en el cristianismo y Kant da su versión de la santidad del ser humano: las personas son siempre fines y nunca medios. Lo que hace buena o mala una acción es la buena o mala intención con la que se realiza, y es la razón sola la que debe guiarnos en la vida moral. Las éticas utilitaristas piden hacer el mayor bien posible al mayor número de personas. Lo que cuentan son las consecuencias de nuestros actos. La regla que aplica es preguntarse: ¿qué pasaría si todos hicieran lo mismo? Aplicado en solitario el utilitarismo no sirve para orientar la acción pues las consecuencias son solo una parte del proceso moral. Hay actos que son malos en sí mismos y la conciencia moral es muy importante. Plantea además otros problemas: a) no nos orienta en la cuantificación de la felicidad ni la define bien; b) no es fácil prever las consecuencias de una acción; c) puede justificar cualquier quebrantamiento de una norma moral aplicando el principio de la felicidad más grande; d) no tiene en cuenta los motivos que guían nuestra acción; e) no dice nada de las intenciones. El modelo fue bastante beneficioso cuando fue aplicado por los políticos del siglo XIX, pero eso exige una democracia fuerte que controle realmente a sus políticos. Además, es un modelo elitista y poco democrático, pues no parece que las masas puedan aplicarlo para decidir en temas complejos. Eso sí, es una teoría moral sencilla, fácilmente verificable y ofrece respuestas.
La tradición clásica Griega pone más énfasis en la virtud y en la plenitud (floruit) y se centra en lograr un estilo de vida y un carácter propios: se busca la eudaimonía y la plenitud. Algo es virtuoso cuando cumple su función, lo que no tiene un sentido moral intrínseco. La virtud reside en el término medio: es un hábito adquirido en la práctica y de forma reflexiva. Se trata de vivir bien y pregunta por lo que debemos hacer, pero no en sentido deontológico. NO existe una contraposición entre el interés propio y el de los otros y ser virtuosos es una disposición natural que tiene en general buenas consecuencias para la persona. Se pueden encontrar algunos aspectos discutibles: el ejercicio de las virtudes pueden tener consecuencias negativas que sean contrarias a la felicidad; las virtudes no son fácilmente comparables y a veces entran en conflicto; tampoco queda claro dónde se sitúa el justo término medio; la virtud parece algo espontáneo, pero solo se adquiere con un esfuerzo largo y constante esfuerzo; tiene algo de elitismo y no tiene en cuenta que los vicios y las virtudes cambian en el espacio y el tiempo; no dejan claras las diferencias entre una aplicación activa y pasiva de las virtudes; y no está claro que todo el mundo quiera alcanzar la plenitud.
El taoísmo es una de las corrientes orientales que buscan tanto la responsabilidad personal como la plenitud. El tao es el primer motor del universo que busca el equilibrio de los opuestos. Promueve la salud y la vitalidad. Los seres humanos tienden a ser compasivos por naturaleza, lo que da lugar a un orden social estable. Necesitamos aprender de la naturaleza. Las ideas taoístas pasaron a Occidente en torno al 500 a.C. y fueron asimiladas por los filósofos griegos y romanos.
Tanto los utilitaristas como los dentológicos pueden actuar moralmente, si bien tendemos a fiarnos menos de los primeros que de los segundos. En todo caso, ninguna teoría por sí sola resuelve los dilemas morales. La reflexión filosófica ayuda a que afloren los supuestos y aunque no garantiza el éxito, sí produce decisiones de mejor calidad, incluso contando con el poderoso influjo de los sentimientos morales profundos. Lo importante es: a) garantizar que has reflexionado con cuidado; b) no recurrir a autoridades externas; c) poder universalizar las propias decisiones; d) poder actuar de manera realista según lo que has decidido.
Uso y abuso de la argumentación
El oscurantismo es un recurso frecuente para defender a los profesionales o para ocultar la falta de comprensión de los discípulos. Las decisiones éticas deben estar informadas y bien argumentadas. El uso del razonamiento tiene el peligro de la «racionalización» o de convertir las excusas en razones.
Un argumento consta de una o más premisas y una conclusión. El argumento clásico es el deductivo: puede ser válido o verdadero, o las dos cosas, y si es ambas cosas la conclusión es verdadera. Suele incluir un enunciado de un valor moral y otro de un hecho relevante. El argumento inductivo no es verdadero o falso sino que van desde muy débil hasta muy sólido o fuerte. El problema es que a veces hay varios valores en juego y toda una serie de argumentos antes de llegar a una conclusión. Es importante que el argumento pueda ser universalizable: aplicable en diversas situaciones. Existen trucos sofísticos y falacias que invalida la argumentación: · Falacia naturalista: describir hechos naturales para fundamentar juicios morales, sin mencionar principios · Argumentación hacia el pueblo: apelar a los prejuicios populares compartidos por el grupo de pertenencia. · Hábil mezcla: Enumerar una serie de ideas todas juntas que pueden parecer similares pero que tienen significado bien distinto. · Lenguaje emotivo: se emplean palabras cargadas de valor cuando sería igual de adecuado utilizar términos más neutrales (hablar de terroristas o gudaris vascos, de muertes o de asesinatos) · Generalizaciones precipitadas · Uso de cláusulas persuasivas: «es obvio», «solo un loco no se daría cuenta», «los hechos hablan por sí mismos» · Petición de principio: en las premisas está ya la conclusión · La conclusión irrelevante (red herring): desviar la atención del tema principal · Mal mayor: no se hace algo alegando que hay males mayores que resolver · Enfatizar la validez lógica, mientras se parte de premisas ambiguas · Argumentación circular: la conclusión se utiliza como premisa · Cambiar el significado de los términos al pasar de una premisa a otra · Plantear falsas dicotomías · Constante repetición de una afirmación · Sugestionar utilizando modales confiados y seguros · Sugestionar apelando al prestigio. · Aparentar prestigio utilizando un lenguaje pseudo-técnico · Apelar a la autoridad · Procurar irritar al oponente para que argumente mal.
Es también muy importante en la argumentación ética distinguir entre las condiciones necesarias y las suficientes.
Grita libertad!
Para poder tomar decisiones morales es condición necesaria la libertad, siendo este un concepto difícil. Todos los filósofos están de acuerdo en que la libertad exige ausencia de imposiciones, lo que se llama libertad negativa. Una manera de evaluar el peso de esas imposiciones o constricciones es analizar las consecuencias que puede tener no actuar conforme a esas constricciones. Por otro lado, tampoco se considera suficiente el hecho de sentirse libre, porque eso es compatible con la dependencia de un líder, por ejemplo. Hace falta tener alternativas y estar informado, y a eso se le llama libertad positiva, que implica hacer lo que uno quiere sin hacer daño a los demás, por más que sea difícil cómo entender ese daño infligido. La libertad positiva exige además igualdad económica.
Estoy bien, luego pienso
El equilibrio físico es fundamental para tomar buenas decisiones. La filosofía oriental ofrece buenos modelos para lograr ese equilibrio. Las filosofía orientales ofrecen buenos modelos para lograr ese equilibrio: ejercicios propios de las artes marciales inspiradas que están inspiradas en el budismo y el tao. Sea cual sea el camino elegido para lograr el bienestar físico, el resultado es una alerta mental esencial para hacer elecciones eficientes en la acción.
Parte II
La formación en dilemas en acción
El programa ayuda a las personas a examinar y discutir las opciones éticas y a buscar soluciones: se trata de empoderar a la gente. El facilitador ayuda a centrarse en el problema y a analizar valores, supuestos y argumentos. Hay dos tipos de elecciones: decisiones morales (actuar bien y no actuar mal) y dilemas morales (optar entre dos o más acciones todas buenas).
El facilitador plantea dilemas de la vida diaria e introduce el modelo de los seis pasos para tomar decisiones éticamente justificadas aunque los resultados puedan ser malos e introduce el modelo de los seis pasos para hacer elecciones éticamente justificadas, aunque los resultados no logren ser buenos. En este caso seguirán satisfechos por saber que justificaron por sí mismos la decisión. Por eso, a lo largo de este proceso, los participantes profundizan en el concepto de integridad, en el contexto social y en el cuestionamiento de los aspectos éticos.
Forma personas moralmente competentes para afrontar situaciones complejas. Examina los valores y los supuestos subyacentes. Hace conscientes a las personas de sus responsabilidades éticas. Además estimula y apoya las decisiones éticas independientes de los funcionarios públicos. Democratiza las instituciones. Ayuda a tomar decisiones cuidadosas y equilibradas, apoyado en un marco conceptual que permite tomar decisiones informadas. Ayuda a desarrollar un código ético de las instituciones en las que se forma a sus miembros, lo cual es importante porque la buena conducta empresarial debe basarse en un código ético.
Educación: lecciones de un hombre niño
Niño y hombre son categorías arbitrarias: las personas cambian con el tiempo, lo que suponen ganancias en un sentido y pérdidas en otro sentido, y la vida es un continuo circular con continuos cambios que debemos asumir. Desarrollar una disposición virtuosa es algo que se produce en un ambiente de interacción con otras personas.
Algunas personas consideran que vivimos en un mundo desorientado; otros piensas que hoy día ha mayor interés por los demás, aunque no queda claro si ese interés de da de manera auténtica o solo por ser políticamente correctos. La corrección política se ha convertido en una ideología tiránica que elude los temas conflictivos y evita la libertad de expresión de los niños. Las escuelas son habitualmente jerárquicas y antidemocráticas, provocando resentimiento y conducta antisocial.
Se sigue viendo a los niños como seres inmaduros y egocéntricos, a los que hay que domesticar sin enseñarles a razonar. Lo niños son ciudadanos y deben tener libertad para participar. Y hay filósofos y psicólogos que lo reconocen. La «crisis» moral es consecuencia de la democratización que exalta la autonomía, la autenticidad y la igualdad. Los jóvenes quieren libertad para decidir su forma de vivir y sus valores morales y no están dispuestos a aceptar sin críticas lo que se les dice. Por eso es importante que aprendan a tomar decisiones.
Las escuelas enseñan valores morales de forma explícita en las asignaturas y en los reglamentos internos de conducta, elaborados sin contar con los alumnos. Se enseñan valores abstractos, pero no se enseña a utilizarlos en situaciones concretas. También enseña valore de manera implícita sin dar oportunidad a analizarlos.
El rechazo de la autoridad propiciado por la democratización ha provocado el relativismo moral del todo vale, lo que dificulta que los alumnos aprendan a cuestionar las opiniones. Del mismo modo, el subjetivismo tiene a pasar por alto la exigencia imprescindible de que nuestras decisiones deben estar basadas en razones. UN último problema es la prioridad dada a la razón instrumental en la que la eficacia convierte en secundaria la discusión de los aspectos morales de un problema.
Ahora bien, en una escuela hay que tomar decisiones y analizar las implicaciones morales de las mismas; debe practicarse la tolerancia respecto a las diferencias, pero hay que exigir que las personas cuestionen y justifiquen sus opiniones. Para el trabajo en la escuela puede servir de ejemplo un dilema real de la vida cotidiana: ¿Debe tener la escuela un equipo de fútbol competitivo? La gente tiene que afrontar dilemas morales constantemente que surgen desde muchos ámbitos a los jóvenes, profesores, estudiantes, funcionarios públicos…
La idea de la formación en dilemas surge en Holanda y es adaptada al Reino Unido. Aprenden a tomar decisiones y a ser más conscientes de la dimensión moral de los problemas. Durante la formación se pueden utilizar casos personales, pero es mejor extraerlos de la literatura existente. La formación en dilemas tiene unos beneficios muy claros: · Ofrece un conjunto de instrumentos para distinguir el bien del mal y ayuda a decidir qué hacer, y hace que sea una decisión mejor. · Los niños aprende a ofrecer razones de lo que piensan y creen. · Estimula la empatía y el diálogo interior. · Aprenden a pensar antes de actuar. · Se les anima a pensar por sí mismos, con la ayuda de otras personas. · Les proporciona mayor confianza en creer lo que está bien. · Les ayuda a resistir la presión cuando es necesario. · Expone los dilemas fundamentales de una organización educativa. · Ofrece la oportunidad de escuchar realmente a los niños. · Ayuda a desarrollar reglas y códigos éticos. · Los jóvenes se siente valorados y comprueban que dicen y piensan es tenido en cuenta. · Enriquece la educación para la ciudadanía.
La discusión en el aula de un dilema ayuda a ver las ventajas. El dilema es «Me están acosando en el colegio. ¿Debo decírselo a la profesora?» Una vez expuestos los argumentos, en el paso 5 tiene que valorar moralmente esos argumentos. Eso lleva a una importante distinción entre las consecuencias de una acción y los principios en los que se basa la decisión. No es fácil identificar estos últimos. Tampoco existe una certeza matemática en la evaluación de los argumentos. Las personas deben reflexionar sobre sus propios argumentos en colaboración con los compañeros. En el ejemplo, después de la discusión son pocos los que cambian de opinión, pero sí pueden cambiar los argumentos o darse cuenta de la fuerza que tienen. En este ejemplo, los valores a favor de hablar con el profesor son el derecho a la protección, la educación y la honestidad, y los valores a favor de no decirlo eran la autonomía y la lealtad.
El profesorado valora positivamente este modelo de formación en dilemas morales. Consideran que ayuda a los estudiantes a escucharse y respetarse y ya hay proyectos en Gales para aplicarlo. Está claro que hoy día no se puede recurrir a la autoridad ni a las tradiciones, por lo que es necesario educar moralmente a las personas y este es el enfoque que hace falta. Ayudará a que la gente siga su conciencia de una forma más informada, enriquecida y ampliada. A mismo tiempo, las personas educadas de este modo tendrán más capacidad de evitar la presión de las estructuras que les impidan obrar moralmente bien. Y cuanto más pronto reciban esta formación, mejor. En las siguientes páginas (109-170) de esta II Parte, el libro aborda diversos ejemplos de formación en dilemas morales en distintos contextos. Los siguientes capítulos son: 11) Decir no al consumo de drogas; 12) el tabaco no mata, fumar sí; 13) Ámsterdam adopta la formación en dilemas; 14) ética en las empresas; 15) formar a las fuerzas armadas; 16) la ética en los medios de comunicación.
III parte: los grandes temas
Los capítulos de esta parte del libro están dedicados a ofrecer elementos para la discusión de algunos de los temas que en la actualidad presentan un mayor número de dilemas morales: 17) El medio ambiente: ¿quién es responsable?; 18) La ciencia: ¿jugar a ser Dios?; 19) Los animales: ¿pueden sufrir?; 19) Temas de raza y diferencias; 21) El hombre frente a la máquina: un dilema; 22) ¿Es el castigo proporcional al crimen? (pena de muerte); 23) La eutanasia: ¿dejar morir o matar?; 24) El último dilema (el suicidio); 25) Soy, luego pienso (breves notas sobre las ideas de románticos y pensadores del XIX acerca del conflicto entre libertad y determinismo, y naturaleza y sociedad)
IV parte
Ofrece ejemplos de dilemas tomados de la literatura, que permite ampliar nuestra experiencia. Se basa en una obra de Peter y Renata Singer que señala el contenido moral de obras clásicas de la literatura: 26) La ficción, más extraña que la verdad. Y termina con 27) un abreve historia de la toma de decisiones morales, con una conclusión final que recoge el sentido del libro:
«Si el mundo debe llegar a ser un lugar pacífico, es vital que tomar decisiones éticas forme parte integral de la vida de todos nosotros. La habilidad para tomar personalmente las decisiones éticas buenas en circunstancias difíciles y bajo presión, tomando en cuenta a todas las partes afectadas, es un ingrediente necesario para una vida buen, una vida plena y decente para todos, en cualquier lugar, en todo momento»
Am I Right? Or Am I Right? (¿Tengo razón? o ¿tengo razón?
Geschwindt, Simon: Am I Right? Or Am I Right? An introduction to ethical decision making. Victoria BC, Canada: Trafford, 2006
Es un hecho que existen actos de extrema generosidad y actos de extrema maldad. Es necesaria una propuesta de educación moral como la que plantea la formación en dilemas (Dilemma Training) cuyo objetivo es lograr que las personas tengan poder para pensar por sí mismas para tomar las decisiones correctas y exigir a otras personas que justifiquen y expliquen sus propias decisiones.
Parte I
¿Tengo razón o tengo razón?
Lograr una vida buena depende de que seamos capaces de tomar decisiones correctas. La decisión de Sophie y otros experimentos mentales permiten averiguar cómo decidirías probablemente, pero no ofrecen mucha ayuda para las cuestiones morales que están en juego.Define tus conceptos
Hay una diferencia entre la ética popular (los valores que rigen nuestra vida) y ética profesional (el estudio sistemático de la naturaleza del pensamiento moral), aunque suelen mezclarse.Sentimientos y pensamientos van unidos y los primeros influyen en los segundos. Tus sentimientos dependen de tu integridad, que consiste en un esfuerzo por basar las decisiones morales en los propios valores fundamentales. Implica cuidado, prudencia, diligencia, reflexión, la creencia de estar en lo cierto, tomar en cuenta los deseos y derechos de los demás. La integridad es un rasgo que la gente aprecia, y también aprecia la dureza en ciertas ocasiones, cuando hacemos lo que hay que hacer sin compasión. Y la integridad exige también sentir empatía por todos, no solo por los de nuestro círculo más próximo. Esto incluiría en los círculos más alejados a los animales y al medio ambiente.
La integridad incluye la integración de un conjunto de virtudes y está vinculada al carácter. La virtud implica una disposición estable a actuar conforme a ciertos valores.. La integridad exige autocontrol y la virtud requiere cierto grado de libertad.
Los valores son juicios personales que determinan nuestra conducta. Normalmente se basan en creencias religiosas, culturales, familiares…, pero los mejores valores son aquellos que hemos pensado cuidadosamente, que son universales y que no dependen de esas influencias. Con frecuencia entran en conflicto. El modelo de formación en dilemas no pretende prescribir decisiones: te capacita para que formules mejor el problema
Hay varios argumentos para ser personas éticas: a) es prudente a medio y largo plazo; el peso de la mala conciencia derivado de obrar mal nos hace infelices; c) actuar con integridad te hace más feliz; d) en todo caso, la realización de buenos actos te proporciona un tipo de placer que puede acercar a la felicidad. También puede ayudarnos a ser íntegros imaginar lo que pensarán de nosotros cuando hayamos muerto. En todo caso no pretendemos enseñar la integridad sino las destrezas que son necesarias para llegar a ser personas íntegras, y esta tarea es posible conciliar los beneficios personales y los de otras personas al mismo tiempo.
Haz a los demás…
Decidir teniendo en cuenta las consecuencias de nuestras acciones para los demás exige empatía e imaginación. La formación en dilemas prepara para afrontar situaciones en las que obedecer un principio moral significa sacrificar otro: por ejemplo, la veracidad y la leltad.Es muy importante ir ampliando el círculo formado por los demás, desde los más próximos hasta llegar a los más lejanos y al planeta en su totalidad.
Excusas, excusas
No es fácil tomar decisiones correctas. Hay obstáculos que lo ponen difícil y no es suficiente con las leyes. Exige tomar decisiones basadas en nuestros valores centrales y aceptando las propias responsabilidades. Hay cosas que debemos evitar al justificar nuestra acciones porque no valen: apelar a la obediencia debida; pensar que los valores se aplican en unos ámbitos (el trabajo, por ejemplo) pero no en otros (la familia); apelar a una buena causa; mantener que nadie va a sufrir daños; decir que todo el mundo lo hace; decir que no nos hemos beneficiado personalmente; mantener que no hemos hecho nada, que solo dejamos de hacer; decir a quien nos recrimina algo que él también lo hace; apelar al riesgo del efecto en cascada, esto es, decir que se empieza con la eutanasia y se termina con los campos de exterminio; argumentar que otros aprueban lo que hacemos, mucho menos si pertenecen a nuestro grupo más allegado.La formación en dilemas no tiene todas las respuestas, pero si nos dice cuál es la mejor manera de decidir. Nos ayuda a hacerlo lo mejor posible y genera unas competencias valiosas cuando logramos convertirlo en un hábito; no es un aprendizaje técnico, sino que pretende provocar un cambio en nuestro comportamiento
Partiendo de le experiencia directa, de lo que vivimos, nos enseña que debemos decidir: a) percibiendo cuáles son los hechos relevantes; b) previendo las consecuencias de nuestra decisión; c) priorizar las opciones alternativas. Es una filosofía moral con los pies en el suelo, que hunde sus raíces en la filosofía de la Grecia antigua, en Aristóteles y en algunos filósofos chinos de la antigüedad como el Taoísmo.
Éticas: aplicar las teorías
Hacemos juicios morales todos los días basados en valores morales presentes en la sociedad multicultural. Algunos de esos valores están en conflicto. Debemos recurrir a la filosofía moral para resolver esos conflictos, siguiendo los tres enfoques dominantes: a) el consecuencialismo; b) las éticas deontológicas; c) las éticas de las virtudes.Las éticas del deber tienen como uno de sus representantes más cualificados a Kan: el valor moral de una acción depende del cumplimiento del deber independientemente de las consecuencias. Una acción moral solo es correcta si puede ser aplicada universalmente en las mismas circunstancias. Es el imperativo categórico de la universalización de los principios. La ética cristiana de los diez mandamientos es un ejemplo de moral basada en deberes. El principio moral básico de la tradición judeo-cristiana es el de la santidad de la vida humana: los seres humanos están en lo más alto de la jerarquía de los seres vivos, pues son imagen de Dios. La regla de oro del cristianismo es no hagas a los demás lo que no quieras que te hagan a ti. Muchas éticas se han inspirado en el cristianismo y Kant da su versión de la santidad del ser humano: las personas son siempre fines y nunca medios. Lo que hace buena o mala una acción es la buena o mala intención con la que se realiza, y es la razón sola la que debe guiarnos en la vida moral.
Las éticas utilitaristas piden hacer el mayor bien posible al mayor número de personas. Lo que cuentan son las consecuencias de nuestros actos. La regla que aplica es preguntarse: ¿qué pasaría si todos hicieran lo mismo? Aplicado en solitario el utilitarismo no sirve para orientar la acción pues las consecuencias son solo una parte del proceso moral. Hay actos que son malos en sí mismos y la conciencia moral es muy importante. Plantea además otros problemas: a) no nos orienta en la cuantificación de la felicidad ni la define bien; b) no es fácil prever las consecuencias de una acción; c) puede justificar cualquier quebrantamiento de una norma moral aplicando el principio de la felicidad más grande; d) no tiene en cuenta los motivos que guían nuestra acción; e) no dice nada de las intenciones. El modelo fue bastante beneficioso cuando fue aplicado por los políticos del siglo XIX, pero eso exige una democracia fuerte que controle realmente a sus políticos. Además, es un modelo elitista y poco democrático, pues no parece que las masas puedan aplicarlo para decidir en temas complejos. Eso sí, es una teoría moral sencilla, fácilmente verificable y ofrece respuestas.
La tradición clásica Griega pone más énfasis en la virtud y en la plenitud (floruit) y se centra en lograr un estilo de vida y un carácter propios: se busca la eudaimonía y la plenitud. Algo es virtuoso cuando cumple su función, lo que no tiene un sentido moral intrínseco. La virtud reside en el término medio: es un hábito adquirido en la práctica y de forma reflexiva. Se trata de vivir bien y pregunta por lo que debemos hacer, pero no en sentido deontológico. NO existe una contraposición entre el interés propio y el de los otros y ser virtuosos es una disposición natural que tiene en general buenas consecuencias para la persona. Se pueden encontrar algunos aspectos discutibles: el ejercicio de las virtudes pueden tener consecuencias negativas que sean contrarias a la felicidad; las virtudes no son fácilmente comparables y a veces entran en conflicto; tampoco queda claro dónde se sitúa el justo término medio; la virtud parece algo espontáneo, pero solo se adquiere con un esfuerzo largo y constante esfuerzo; tiene algo de elitismo y no tiene en cuenta que los vicios y las virtudes cambian en el espacio y el tiempo; no dejan claras las diferencias entre una aplicación activa y pasiva de las virtudes; y no está claro que todo el mundo quiera alcanzar la plenitud.
El taoísmo es una de las corrientes orientales que buscan tanto la responsabilidad personal como la plenitud. El tao es el primer motor del universo que busca el equilibrio de los opuestos. Promueve la salud y la vitalidad. Los seres humanos tienden a ser compasivos por naturaleza, lo que da lugar a un orden social estable. Necesitamos aprender de la naturaleza. Las ideas taoístas pasaron a Occidente en torno al 500 a.C. y fueron asimiladas por los filósofos griegos y romanos.
Tanto los utilitaristas como los dentológicos pueden actuar moralmente, si bien tendemos a fiarnos menos de los primeros que de los segundos. En todo caso, ninguna teoría por sí sola resuelve los dilemas morales. La reflexión filosófica ayuda a que afloren los supuestos y aunque no garantiza el éxito, sí produce decisiones de mejor calidad, incluso contando con el poderoso influjo de los sentimientos morales profundos. Lo importante es: a) garantizar que has reflexionado con cuidado; b) no recurrir a autoridades externas; c) poder universalizar las propias decisiones; d) poder actuar de manera realista según lo que has decidido.
Uso y abuso de la argumentación
El oscurantismo es un recurso frecuente para defender a los profesionales o para ocultar la falta de comprensión de los discípulos. Las decisiones éticas deben estar informadas y bien argumentadas. El uso del razonamiento tiene el peligro de la «racionalización» o de convertir las excusas en razones.Un argumento consta de una o más premisas y una conclusión. El argumento clásico es el deductivo: puede ser válido o verdadero, o las dos cosas, y si es ambas cosas la conclusión es verdadera. Suele incluir un enunciado de un valor moral y otro de un hecho relevante. El argumento inductivo no es verdadero o falso sino que van desde muy débil hasta muy sólido o fuerte. El problema es que a veces hay varios valores en juego y toda una serie de argumentos antes de llegar a una conclusión. Es importante que el argumento pueda ser universalizable: aplicable en diversas situaciones. Existen trucos sofísticos y falacias que invalida la argumentación:
· Falacia naturalista: describir hechos naturales para fundamentar juicios morales, sin mencionar principios
· Argumentación hacia el pueblo: apelar a los prejuicios populares compartidos por el grupo de pertenencia.
· Hábil mezcla: Enumerar una serie de ideas todas juntas que pueden parecer similares pero que tienen significado bien distinto.
· Lenguaje emotivo: se emplean palabras cargadas de valor cuando sería igual de adecuado utilizar términos más neutrales (hablar de terroristas o gudaris vascos, de muertes o de asesinatos)
· Generalizaciones precipitadas
· Uso de cláusulas persuasivas: «es obvio», «solo un loco no se daría cuenta», «los hechos hablan por sí mismos»
· Petición de principio: en las premisas está ya la conclusión
· La conclusión irrelevante (red herring): desviar la atención del tema principal
· Mal mayor: no se hace algo alegando que hay males mayores que resolver
· Enfatizar la validez lógica, mientras se parte de premisas ambiguas
· Argumentación circular: la conclusión se utiliza como premisa
· Cambiar el significado de los términos al pasar de una premisa a otra
· Plantear falsas dicotomías
· Constante repetición de una afirmación
· Sugestionar utilizando modales confiados y seguros
· Sugestionar apelando al prestigio.
· Aparentar prestigio utilizando un lenguaje pseudo-técnico
· Apelar a la autoridad
· Procurar irritar al oponente para que argumente mal.
Es también muy importante en la argumentación ética distinguir entre las condiciones necesarias y las suficientes.
Grita libertad!
Para poder tomar decisiones morales es condición necesaria la libertad, siendo este un concepto difícil. Todos los filósofos están de acuerdo en que la libertad exige ausencia de imposiciones, lo que se llama libertad negativa. Una manera de evaluar el peso de esas imposiciones o constricciones es analizar las consecuencias que puede tener no actuar conforme a esas constricciones. Por otro lado, tampoco se considera suficiente el hecho de sentirse libre, porque eso es compatible con la dependencia de un líder, por ejemplo. Hace falta tener alternativas y estar informado, y a eso se le llama libertad positiva, que implica hacer lo que uno quiere sin hacer daño a los demás, por más que sea difícil cómo entender ese daño infligido. La libertad positiva exige además igualdad económica.Estoy bien, luego pienso
El equilibrio físico es fundamental para tomar buenas decisiones. La filosofía oriental ofrece buenos modelos para lograr ese equilibrio. Las filosofía orientales ofrecen buenos modelos para lograr ese equilibrio: ejercicios propios de las artes marciales inspiradas que están inspiradas en el budismo y el tao. Sea cual sea el camino elegido para lograr el bienestar físico, el resultado es una alerta mental esencial para hacer elecciones eficientes en la acción.Parte II
La formación en dilemas en acción
El programa ayuda a las personas a examinar y discutir las opciones éticas y a buscar soluciones: se trata de empoderar a la gente. El facilitador ayuda a centrarse en el problema y a analizar valores, supuestos y argumentos. Hay dos tipos de elecciones: decisiones morales (actuar bien y no actuar mal) y dilemas morales (optar entre dos o más acciones todas buenas).El facilitador plantea dilemas de la vida diaria e introduce el modelo de los seis pasos para tomar decisiones éticamente justificadas aunque los resultados puedan ser malos e introduce el modelo de los seis pasos para hacer elecciones éticamente justificadas, aunque los resultados no logren ser buenos. En este caso seguirán satisfechos por saber que justificaron por sí mismos la decisión. Por eso, a lo largo de este proceso, los participantes profundizan en el concepto de integridad, en el contexto social y en el cuestionamiento de los aspectos éticos.
Forma personas moralmente competentes para afrontar situaciones complejas. Examina los valores y los supuestos subyacentes. Hace conscientes a las personas de sus responsabilidades éticas. Además estimula y apoya las decisiones éticas independientes de los funcionarios públicos. Democratiza las instituciones. Ayuda a tomar decisiones cuidadosas y equilibradas, apoyado en un marco conceptual que permite tomar decisiones informadas. Ayuda a desarrollar un código ético de las instituciones en las que se forma a sus miembros, lo cual es importante porque la buena conducta empresarial debe basarse en un código ético.
Educación: lecciones de un hombre niño
Niño y hombre son categorías arbitrarias: las personas cambian con el tiempo, lo que suponen ganancias en un sentido y pérdidas en otro sentido, y la vida es un continuo circular con continuos cambios que debemos asumir. Desarrollar una disposición virtuosa es algo que se produce en un ambiente de interacción con otras personas.Algunas personas consideran que vivimos en un mundo desorientado; otros piensas que hoy día ha mayor interés por los demás, aunque no queda claro si ese interés de da de manera auténtica o solo por ser políticamente correctos. La corrección política se ha convertido en una ideología tiránica que elude los temas conflictivos y evita la libertad de expresión de los niños. Las escuelas son habitualmente jerárquicas y antidemocráticas, provocando resentimiento y conducta antisocial.
Se sigue viendo a los niños como seres inmaduros y egocéntricos, a los que hay que domesticar sin enseñarles a razonar. Lo niños son ciudadanos y deben tener libertad para participar. Y hay filósofos y psicólogos que lo reconocen. La «crisis» moral es consecuencia de la democratización que exalta la autonomía, la autenticidad y la igualdad. Los jóvenes quieren libertad para decidir su forma de vivir y sus valores morales y no están dispuestos a aceptar sin críticas lo que se les dice. Por eso es importante que aprendan a tomar decisiones.
Las escuelas enseñan valores morales de forma explícita en las asignaturas y en los reglamentos internos de conducta, elaborados sin contar con los alumnos. Se enseñan valores abstractos, pero no se enseña a utilizarlos en situaciones concretas. También enseña valore de manera implícita sin dar oportunidad a analizarlos.
El rechazo de la autoridad propiciado por la democratización ha provocado el relativismo moral del todo vale, lo que dificulta que los alumnos aprendan a cuestionar las opiniones. Del mismo modo, el subjetivismo tiene a pasar por alto la exigencia imprescindible de que nuestras decisiones deben estar basadas en razones. UN último problema es la prioridad dada a la razón instrumental en la que la eficacia convierte en secundaria la discusión de los aspectos morales de un problema.
Ahora bien, en una escuela hay que tomar decisiones y analizar las implicaciones morales de las mismas; debe practicarse la tolerancia respecto a las diferencias, pero hay que exigir que las personas cuestionen y justifiquen sus opiniones. Para el trabajo en la escuela puede servir de ejemplo un dilema real de la vida cotidiana: ¿Debe tener la escuela un equipo de fútbol competitivo? La gente tiene que afrontar dilemas morales constantemente que surgen desde muchos ámbitos a los jóvenes, profesores, estudiantes, funcionarios públicos…
La idea de la formación en dilemas surge en Holanda y es adaptada al Reino Unido. Aprenden a tomar decisiones y a ser más conscientes de la dimensión moral de los problemas. Durante la formación se pueden utilizar casos personales, pero es mejor extraerlos de la literatura existente. La formación en dilemas tiene unos beneficios muy claros:
· Ofrece un conjunto de instrumentos para distinguir el bien del mal y ayuda a decidir qué hacer, y hace que sea una decisión mejor.
· Los niños aprende a ofrecer razones de lo que piensan y creen.
· Estimula la empatía y el diálogo interior.
· Aprenden a pensar antes de actuar.
· Se les anima a pensar por sí mismos, con la ayuda de otras personas.
· Les proporciona mayor confianza en creer lo que está bien.
· Les ayuda a resistir la presión cuando es necesario.
· Expone los dilemas fundamentales de una organización educativa.
· Ofrece la oportunidad de escuchar realmente a los niños.
· Ayuda a desarrollar reglas y códigos éticos.
· Los jóvenes se siente valorados y comprueban que dicen y piensan es tenido en cuenta.
· Enriquece la educación para la ciudadanía.
La discusión en el aula de un dilema ayuda a ver las ventajas. El dilema es «Me están acosando en el colegio. ¿Debo decírselo a la profesora?» Una vez expuestos los argumentos, en el paso 5 tiene que valorar moralmente esos argumentos. Eso lleva a una importante distinción entre las consecuencias de una acción y los principios en los que se basa la decisión. No es fácil identificar estos últimos. Tampoco existe una certeza matemática en la evaluación de los argumentos. Las personas deben reflexionar sobre sus propios argumentos en colaboración con los compañeros. En el ejemplo, después de la discusión son pocos los que cambian de opinión, pero sí pueden cambiar los argumentos o darse cuenta de la fuerza que tienen. En este ejemplo, los valores a favor de hablar con el profesor son el derecho a la protección, la educación y la honestidad, y los valores a favor de no decirlo eran la autonomía y la lealtad.
El profesorado valora positivamente este modelo de formación en dilemas morales. Consideran que ayuda a los estudiantes a escucharse y respetarse y ya hay proyectos en Gales para aplicarlo. Está claro que hoy día no se puede recurrir a la autoridad ni a las tradiciones, por lo que es necesario educar moralmente a las personas y este es el enfoque que hace falta. Ayudará a que la gente siga su conciencia de una forma más informada, enriquecida y ampliada. A mismo tiempo, las personas educadas de este modo tendrán más capacidad de evitar la presión de las estructuras que les impidan obrar moralmente bien. Y cuanto más pronto reciban esta formación, mejor.
En las siguientes páginas (109-170) de esta II Parte, el libro aborda diversos ejemplos de formación en dilemas morales en distintos contextos. Los siguientes capítulos son: 11) Decir no al consumo de drogas; 12) el tabaco no mata, fumar sí; 13) Ámsterdam adopta la formación en dilemas; 14) ética en las empresas; 15) formar a las fuerzas armadas; 16) la ética en los medios de comunicación.
III parte: los grandes temas
Los capítulos de esta parte del libro están dedicados a ofrecer elementos para la discusión de algunos de los temas que en la actualidad presentan un mayor número de dilemas morales: 17) El medio ambiente: ¿quién es responsable?; 18) La ciencia: ¿jugar a ser Dios?; 19) Los animales: ¿pueden sufrir?; 19) Temas de raza y diferencias; 21) El hombre frente a la máquina: un dilema; 22) ¿Es el castigo proporcional al crimen? (pena de muerte); 23) La eutanasia: ¿dejar morir o matar?; 24) El último dilema (el suicidio); 25) Soy, luego pienso (breves notas sobre las ideas de románticos y pensadores del XIX acerca del conflicto entre libertad y determinismo, y naturaleza y sociedad)IV parte
Ofrece ejemplos de dilemas tomados de la literatura, que permite ampliar nuestra experiencia. Se basa en una obra de Peter y Renata Singer que señala el contenido moral de obras clásicas de la literatura: 26) La ficción, más extraña que la verdad. Y termina con 27) un abreve historia de la toma de decisiones morales, con una conclusión final que recoge el sentido del libro:«Si el mundo debe llegar a ser un lugar pacífico, es vital que tomar decisiones éticas forme parte integral de la vida de todos nosotros. La habilidad para tomar personalmente las decisiones éticas buenas en circunstancias difíciles y bajo presión, tomando en cuenta a todas las partes afectadas, es un ingrediente necesario para una vida buen, una vida plena y decente para todos, en cualquier lugar, en todo momento»